MILO MANARA, EL PADRE DEL COMIC EROTICO
Milo Manara, pseudónimo de Maurilio Manara, es un artista italiano considerado por expertos y seguidores como el maestro indiscutible del comic erotico. Gracias a obras como HP y Giuseppe Bergman, El Clic, El perfume del invisible, o El arte del azote.
Muchos autores han imbuido de glamour al género del comic erotico, rompiendo además tabúes generacionales. Pero cuando se habla de este género, es inevitable que el primer nombre que viene a la mente suela ser el de Milo Manara. Es imposible no evocar su ideal de belleza femenina, las chicas Manara: mujeres de figura esbelta, larga melena y una inconfundible mirada, sensual y provocadora pero siempre con un aire inocente.
Aunque, al principio de su carrera, el futuro que le esperaba al joven Manara no era precisamente el del comic erotico.
Unos inicios sin comics
Con talento para la pintura, Manara creció en un hogar en el que tenía prohibido leer comics. Y, como es habitual, lo prohibido se vuelve más interesante aún. Trabajando de aprendiz en el taller del escultor Miguel Ortiz Berrocal, en su biblioteca no sólo descubrió el mundo del cómic, sino que descubrió la fascinante Barbarella de Jean-Claude Forest. Fue entonces cuando despertó su auténtica vocación.
Y no tardaría mucho en expresarse. Como estudiante de arquitectura en la Universidad de Venecia publica su primer cómic, Genius, una historia que mezclaba erotismo y género negro, publicada en formato de bolsillo.
La ascensión del maestro del comic erotico
En el año 1978 la revista francesa À Suivre publica su primera obra maestra: HP y Giuseppe Bergman, la primera entrega de Las aventuras de Giuseppe Bergman. Un metacómic surrealista, divertido y refrescante que rinde homenaje a Hugo Pratt, maestro y mentor, con el que unos años más tarde colaboraría en obras como Verano Indio o El gaucho.
Pero sería en 1983 cuando publicaría la obra que lo encumbraría como el maestro del cómic erótico, El Clic. Una historia de guión sencillo que marcaría los cánones de la obra del maestro. Tuvo cuatro continuaciones posteriores, así como una adaptación teatral y una versión cinematográfica que pasó bastante desapercibida.
En 1986 Manara repite éxito con El perfume del invisible. Otra materialización de una fantasía erótica adolescente que tuvo su secuela, Desnuda por la ciudad, y una adaptación animada. Desde entonces, el maestro ha continuado con una serie de obras en las que se ha ido consolidando su lugar en el mundo del cómic erótico con títulos como Cámara indiscreta, Gulliveriana (su particular visión de la obra de Jonathan Swift), Kamasutra (quizás su obra más explícita), La metamorfosis de Lucio, El arte del azote, Cita fatal, WWW, Revolución (que además es una crítica a los poderes de las cadenas televisivas) o Piranesi: el planeta prisión (donde combina erotismo y ciencia ficción).
Dignificando el género
La elegancia de su estilo ha dignificado el género, permitiéndole colaborar con artistas de renombre. Como Federico Fellini, para el que realizó los carteles de algunas de sus películas. O la adaptación al cómic de dos de sus guiones que no llegaron a ver la luz: Viaje a Tulum y El viaje de G. Mastorna.
También ha colaborado con el director Pedro Almodóvar adaptando su novela Fuego en las entrañas. O con el escritor Neil Gaiman y su obra Endless Nights, o con uno de los históricos guionistas de los X-Men, Chris Claremont, para elaborar juntos la novela gráfica X-Men: Ragazze in fuga. Incluso hace unos años, la Fox en colaboración con Axe (sí, ¡la marca de desodorantes!) creó la serie City Hunters, donde las chicas Manara eran las protagonistas indiscutibles.
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